La podredumbre

La I Guerra Mundial supuso la destrucción de un mundo admirable, que hizo las más grandes aportaciones a lo que ahora somos y sabemos. Ese mundo terminó como terminó porque las grandes épocas de paz no producen grandes beneficios. Todas se vienen abajo, y el primer indicio de que la caída comienza es la acumulación de podredumbre. Entendimos muy bien a Stefan Zweig, su exilio y su suicidio en Petrópolis, temiendo que la cultura europea sería barrida por los nazis. Sabía que la cultura, a menudo, es vista como un lastre, pero prefirió ese lastre a su total ausencia. Algo parecido está ocurriendo ahora: asistimos a la muerte de la socialdemocracia en Europa. Es Europa la que está sacrificando lo conseguido a partir de 1968, no Estados Unidos. En Estados Unidos no ha habido, ni habrá nunca, algo que se parezca a una socialdemocracia. En un país en el que la gente prefiere que los que no tienen dinero mueran, antes de recibir cuidados médicos, jamás podrá haber una res publica, una res europea, que fue el comienzo de nuestra socialdemocracia. El gran problema al que nos enfrentamos es que todo lo que comienza allí desemboca en nuestros parlamentos. La adoración a Trump, ejercida por el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, está empezando a reflejarse en la actitud del nuevo Canciller alemán, Merz, cuando se pone de parte de Israel frente a Irán, y critica lo que Israel está haciendo en Gaza. ¿Es posible apoyar a un país que representa ambas cosas?  

En realidad, estamos asistiendo a la extinción del hombre que piensa. A los pensadores nunca les hemos hecho mucho caso, pero esos pensadores han ido dejando en la población, a través de la enseñanza y del debate, unas ideas que nos servían para articular nuestras propias vidas. Se llama cultura. Ahora la cultura sobra. No es rentable, crea ideas contraproducentes sobre la libertad. El amor es la única esclavitud que nos hace libres, decían los renacentistas. La cultura es igual. Renegar de ella no nos convierte en seres originales. Nos convierte en imbéciles, no porque no la valoremos, sino por no haber sabido elegir entre ella y la estupidez. La podredumbre ahora está en todas partes: en la política, en la propia cultura y también en ese pequeño conservadurismo que parece grande y que nos lleva a callarnos cuando deberíamos ir contra todo. La podredumbre es inflacionaria. Nos rodea por todas partes y conforma nuestro pensamiento y los límites de nuestro mundo. Lo más penoso es la muerte de las ideas que nos conforman. Las están matando como las mataron en la Alemania de los años 30: con desfiles, inyectando violencia en las democracias y con líderes que jamás han leído un libro.

La podredumbre con la que vivimos no es ética, ni individual. Nos parece mal que un político aproveche el cargo que ocupa para robar, pero esa podredumbre la ha habido siempre. Actualmente, lo representativo es que sociedades enteras dejen de creer en lo que eran y duden del futuro que pensaban les había sido destinado. Los cambios se están produciendo en la mentalidad, no en la forma en que mejoran o empeoran nuestras economías. Vivimos una de esas coyunturas en que es necesario acudir a los libros, a la cultura, por incómodos o inconformistas que sean, para replantear nuestro camino e impedir que haya gente pagada para mover los letreros de las direcciones. Europa se la juega, y con Europa España. Leamos, echemos un vistazo a lo que éramos, como en 1808, aunque sea para fabricar cañones.

3 comentarios sobre “La podredumbre

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  1. Es interesante lo que decís, y además tenés claridad en la expresión.Pensé todo el día en comentarlo, iba a hacer un comentario largo y tedioso de las corrientes que nos van llevando cada vez más al embrutecimiento, pero mejor sólo agrego lo que cantaba un poeta en las tierras de Sabato: la cultura es la sonrisa.

    Un abrazo.

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    1. Gracias por tus palabras, Leo. En efecto, hay que tomarse las cosas como si fuéramos acusados sin defensa, pero escépticos y algo cínicos. Ojalá pudiéramos redescubrir la poesía, y que volvieran a ponerla en las escuelas. Abrazos

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  2. Así es Alfonso. Este es mi pequeño aporte: https://nosemudalapoesia.wordpress.com/
    Además de un par de libros.
    Creo que aquí tenemos problemáticas tan cruciales que el tiempo dirá cómo enfretaremos el porvenir, pero cuando leo tus observaciones veo un futuro muy desalentador. A nosotros nos han boicoteado el desarrollo sistemáticamente.

    Te mando un abrazo. Me alegra que al final de tus escritos dejes una pequeña luz de esperanza, al menos para los que creen que hay algo de cierto en aquella afirmación de Borges que decía que la literatura era probablemente una forma de la felicidad.

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