Nacionalcatolicismo (socialista)

Uno de los papas más honestos del siglo XX -y quizá de la historia-, más rectos y consecuentes con lo que muchos piensan que debería ser la iglesia, acaba de morir. Creo que el mundo lo ha sentido en su totalidad, no porque estuviera al frente de una institución que ha traicionado a tantos de sus mandatarios, sino porque era un buen hombre o, al menos, esa imagen es la que ha transcendido a través de los sofismas que suelen rodear a todo dirigente, sobre todo a los eclesiásticos. España es un país en el que no se piensa mucho en Cristo, ni se leen las Santas Escrituras, ni se profundiza en ellas, pero siempre hemos seguido a los curas, como si estuviera en sus manos nuestra salvación. En su momento, no fuimos un país protestante, ni reformista, porque nuestros reyes no lo quisieron. Fuimos reaccionarios, y retrógrados, y lo seguimos siendo, además de ajenos a cualquier idea de transcendencia, y lo somos por fe, no en base a ninguna justificación argumentada.

No sé cuándo se reunió el Consejo de Ministros para declarar tres días de luto oficial por la muerte del papa, pero parece que el señor Bolaños, que es el encargado de las relaciones de nuestro país con la iglesia, está encantado de que al papa que ha muerto se le hayan atribuido valores socialistas: la lucha contra la injusticia, la búsqueda de la igualdad, la denuncia de la pederastia, etc… Lo que no entiendo es que España jamás haya sido un país aconfesional, como dice su Constitución, y por tanto no puedo aceptar que al gobierno socialista que tenemos se le llame socialista. Podrá ser muchas cosas, pero socialista, desde luego, no. Las ideas socialistas no deberían asentarse en ideas religiosas; sin embargo, el socialismo en España ha sido el encargado de sostener y ampliar el arraigo que ha tenido el nacionalcatolicismo. En este sentido, el socialismo español sigue copiando la relación que tenía Franco con la iglesia, que no fue una relación de respeto religioso, sino de sustento institucional, y no creo que los socialistas no sean conscientes de que ese nacionalcatolicismo ha sido una de las causas, desde Felipe II, del absoluto atraso histórico que hemos padecido. El problema es que la política sigue creyendo que el atraso da votos.

            ¿Es España un país católico? Por desgracia, no nos han dejado ser otra cosa. Seguimos impartiendo religión en las escuelas y los institutos, aunque sea una asignatura optativa, y esto es así no para mantener la libertad de los padres, ni por temor a la oposición eclesiástica. Me refiero a oposición política, puesto que es sabido que quien va contra la iglesia, en este país, pierde las elecciones. El socialismo -que supuestamente representa la más clara posibilidad de que España, por fin, no trate a la religión como a las matemáticas- ha establecido una relación simbiótica con la iglesia porque les conviene a los dos. Seguimos siendo un país cuyo gobierno favorece una religión estatal. Por eso la fe católica y romana está en la educación. No es que el socialismo no haya podido moverla de ahí, es que ni siquiera se lo ha planteado. ¿Es esa nuestra tradición, nuestro acervo? En efecto, lo es, pero no debería ser instigada por un gobierno llamado socialista. Si el señor Bolaños es un meapilas, que no aparezca en El Vaticano como un representante de la nación. Que vaya como ciudadano particular, así tampoco tendrá que engañar a los que lo han votado. No deberíamos tener que elegir la religión, o rechazarla en los planes de estudios, ni tener que colocar la equis en la declaración de la renta. Preferiríamos poder ser libres de no elegir, ni la religión católica ni ninguna otra. El problema en este país no es la iglesia, es el socialismo, la izquierda. De seguir así, pronto veremos a Pedro Sánchez bajo palio, igual que a Franco, en las procesiones de Semana Santa, y a la ministra portavoz del Gobierno con mantilla y peineta, para explicar lo decidido en los Consejos de Ministros.

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑