Monelle

         He apuntado repetidamente, en este blog, que lo que caracteriza la venida de los nuevos tiempos es el cambio en el carácter de la verdad. La verdad inamovible, aquella que Machado decía que era la misma escrita al derecho o al revés, ahora depende de la moda, de los códigos deontológicos y de las gafas que cada uno se pone a diario. Igual que ha cambiado la verdad, también han cambiado las diferencias entre la realidad y la ficción. Esto en literatura es importante, porque voy a referirme a un libro que no deja al lector ser el mismo después de haberlo leído. Se trata de El libro de Monelle (1894), de Marcel Schwob, un autor francés que se ha sobrepuesto a la desmemoria general agarrándose a la memoria de unos pocos. Lo que cuenta este libro, con una prosa que parece una corriente profunda, es la historia de amor entre el propio Schwob y una prostituta llamada Louise, a la que conoció cuando ella tenía 22 años, y que en el libro aparece como una niña de 12 o 13. El enfoque sería hoy inasumible, no sólo porque supondría un delito, sino porque a pesar de ello se cuenta. La falta no sería cometerlo, sino contarlo. El delito no existe, pues la mujer con la que se encontraba en el burdel tenía 22 años, pero el autor del libro, si viviera en nuestro presente, sería juzgado ante la opinión pública sólo por decir que tenía 13 y que, pese a ello, fue una historia de amor.
      Hay un capítulo inolvidable en el libro, que parece sacado de Las mil y una noches: el titulado La soñadora. En él se habla de una chica casadera, llamada Mejorana -trasunto de Louise, o de Monelle- que no quiere unirse a un pretendiente, joven e ignorante, porque imagina que los siete cántaros que hay sobre la chimenea de su casa están llenos de sueños en los que ella será feliz con un príncipe y vivirá rodeada de tesoros. No se casa con Juan, pese al consejo de su nodriza, y espera infructuosamente durante toda su vida, como Solveig, o como el personaje de Kafka que aguarda a las puertas de la ley. Cuando es vieja, rompe los cántaros y se da cuenta de que están llenos de polvo. La historia muestra muy bien las características de la verdad y la ficción, de antes y de ahora. Antes, la mentira era una ilusión que a veces proporcionaba más felicidad que la verdad. Ahora la mentira es una ilusión sobre la que nada podemos fundar: ni una esperanza, ni siquiera una espera.
     Monelle, una prostituta de 13 años, constituyó para Schwob el amor de su vida. La perdió tres años después de conocerla, puesto que ella murió de tuberculosis, que era de lo que morían entonces todos los que tenían algo importante que dejar tras de sí. He leído pocos libros en los que la poesía sea tan necesaria. El libro es tan hermoso que, si constituyese la prueba de un delito, habría que escribir la sentencia en endecasílabos.

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